Técnica de gran utilidad en este campo, permitiendo detectar fallas mediante patrones térmicos (estudio cuantitativo) y/o obtener valores de temperatura real (estudio cualitativo), para determinar el buen funcionamiento de los diferentes elementos.
Pudiendo realizar una inspección a nivel de auditoría en el momento de puesta en marcha de la instalación, para comprobar que todos los parámetros estén trabajando correctamente, donde se pueden encontrar defectos de fabricación, golpes en el transporte o en el montaje, malas conexiones, diferencias de temperaturas por grupos de inversores, etc. Y así, corregirlos des del inicio de su vida útil y tener la tranquilidad tanto por parte de la empresa instaladora como por parte del propietario de dicha instalación.
Realizar revisiones durante su vida útil, es interesante para ver como va evolucionando y si hay que tomar algún tipo de medida de corrección o no, ya sea de mantenimiento rutinario o de sustitución de componentes.
El instrumento a utilizar está compuesto por una cámara termográfica y una visual, obteniendo así imágenes georreferenciadas por duplicado (radiométricas y RGB) de cada toma. Permitiendo contrastar resultados y así, determinar o descartar la falla.
Para una llevar a cabo una correcta inspección, se siguen los estándares de calidad marcados por la normativa “CEI TS 62446-3”, en su apartado específico para la termografía en módulos y plantas fotovoltaicas.
A modo de ejemplo, algunos de los patrones térmicos de anomalías encontradas pueden ser:
Siniestro por tormenta de granizo
Fallo en una subcadena
Diferencias de temperatura por grupos de paneles
Daño en una celda
Una vez detectadas las anomalías, se analizan mediante un software de procesamiento de imágenes radiométricas, se clasifican por rango de gravedad y se ubican en su posición exacta en el mapa de la instalación, facilitando el trabajo al técnico de mantenimiento que puede localizarlas fácilmente para tomar las medidas oportunas.
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